Elba García Villareal

A Beatriz Castillo le urgía armar una nueva propuesta para llegar hasta Detrás de la Mirada y para conseguirlo la vida misma se encargó de ayudarla.

Cuando en el Otoño del año pasado le planteamos la posibilidad de hacer esta exposición obtuvimos una respuesta que, por su sinceridad, generosidad y profundidad, nos confirmó que estábamos ante una creadora con fondo y formas.

Así comenzó esta aventura, que, como ya dijimos, la vida misma y sus caminos de dudas y esperanzas se encargó de retroalimentarla, fortalecerla.

Hoy, en sus esculturas de barro, metal y vidrio; en sus pinturas y grabados… en su entrega con fibra de coco ésta artista yucateca nos regala en estas casi 40 obras un viaje a lo que ella es, a lo que cada uno de nosotros es… A lo que podemos y queremos ser…¡Hay fondo en la forma!

Ese es el secreto de Detrás de la Mirada de Beatriz, una yucateca que nació para crear pero que también comprendió que para lograrlo hay que estudiar, hay que conocer, tocar, sentir…soñar.

Ninguno de sus trabajos en esta su segunda exposición individual luce como un proceso inacabado. Objetivo, camino y destino se aprecian hoy ya sea en los Nudos de bronce como en esos preciosos Arrayanes de cristal que ya le dieron la vuelta al mundo ilustrando varias revistas.

Son obras hechas y completas porque transpiran entrega, conocimiento académico y destino social… Cuando se tiene eso y además has vivido horas, días y meses de espera y esperanza no cabe la menor duda que las manos, los pinceles, los colores, los fierros y la arcilla tienen cauce, sirven para llegar a un objetivo.

Beatriz primero dibujó al mar y sus palmeras… luego estudió pintura y después se entregó a la escultura. Así, de la mano de un empeño temerario por hacer grandes obras, sin fronteras e incursionando con materiales que no figuraban mucho en la caja de los artistas yucatecos… tiene más de veinte años entregada a la creación.

Segura y confiada de lo que bullía en su mente, tiene el privilegio de conocer otras propuestas, de acercarse cara a cara a los que están marcando la evolución en la escultura, la pintura y el grabado. Por eso, luego de revisar a autores como Kandinsky, no dudó hace años en romper moldes y costumbres regionales y abrazar lo abstracto e interpretar al impresionismo.

…Por eso, tras profundizar en Chillida y ahora en Oteyza apostó por manejar grosores de metal que ahora ya no escandalizan pero que hasta hace unos años eran sólo material de construcción y no de expresión artística.

Su pleito con las formas perfectas o geométricas y su entrega a las formas más mensajeras eran vistas ayer con recelo… pero hoy no sólo demuestran su actualidad y modernidad trascendente sino también su visión del futuro.

Hoy el Macay respira alegre al recibir esta amplia propuesta de Beatriz, que adornada con un grito de esperanza por la vida y la Fe, por las cosas sencillas que sepultan los egoísmos nos permite escudriñar con una, dos o tres miradas lo que ella nos propone que podemos ser nosotros mismos.

Cada quien una misma… Uno mismo.

Gracias Beatriz y esperamos que tu receta cultural que incluye la autenticidad, la generosidad, la preparación y las fortalezas de la vida misma sigan acompañando tu carrera.

Elba García Villareal
Directora de la Fundación del Macay

Diario de Yucatán | María Cristina

Detrás de la Mirada

Nota publicada en el Diario de Yucatán el miércoles 5 de octubre.

Exposición de Beatriz Castillo en el Macay

… Me dejo llevar por donde el material me lleva

Amaneció nublado, con amenaza de tormenta. El olor del café y la exuberancia del jardín no solo conjuraron a nuestro favor sino que humedecieron la memoria.

Lo que hago es lo que yo soy, o lo que quiero ser sonríe Beatriz Castillo Alcocer con resignación.

¿Cómo empieza una obra? ¿Dónde empieza el proceso?

Con una idea, un sentimiento, una experiencia que solo cabe en donde ella la pone, cuando le crea un espacio que no existía, cuando le da volumen, cuando la acaricia como hija al salir del horno.

Es darle forma al tiempo, dejarme llevar por donde el material me lleva, fingir que sigo un proyecto de mi Moleskine… ¿Qué se yo? Nunca es igual.

Admira la delicadeza y el trabajo paciente. Pero de eso habla desnuda: Lo mío siempre es de gran tamaño. Siempre extendiendo los límites, en las fronteras, incontenible.

¿Por qué me habrán dicho que nada hay nuevo en el arte, que todo esta descubierto?... Discutimos, es la más pura de sus facetas. Así puedo encontrar lo que dice.

La contradigo. En mis disciplinas lo inédito es fundamental. Claro, concedo, desde las tragedias griegas los sentimientos y las miserias se repiten como inevitables, pero jamás harás un Guernica en tu rincón de Chuburná, sin el olor a pólvora.

Beatriz Atis, para la firma en la escultura, el cuadro o el grabado es así, o así es su obra. Trabaja hasta que sea lo que quiere que sea.

Tiene túneles al rededor, como si fuera una metáfora me obliga a bajar unos que estorban para que suba sus pies a la mesa.

Sonrío, se que ahí, en lo que es su piso, su firme, voy a entrar a un túnel. Ella me invitó a entrar.

Ella misma está saliendo de un túnel: "No hemos salido (habla en plural: La batalla, dice, es de todos)". Queremos encontrarnos en ese espacio para acariciar lo que todos le dijimos cuando dormía, ¡termina esta obra!

¿Por dónde empiezas?

Una sugestiva escultura nos cuida los pensamientos.

¿Dónde empiezas?

No hay un solo punto de partida. Siempre viene de adentro, aun cuando lo que me convoca no sea mío, finalmente lo asumo y lo hago. Soy caótica.

No me parece afortunada la palabra, la vuelvo a confrontar. Tiene ese nudo de contradicciones de los genios, solo que ella no cabe en la botella.

…Las contradicciones, nos reímos, son a veces cruentas. Yo me asumo en una tregua, he relativizado casi todo, ella confiesa que vive en guerra, simple luchando entre la audacia y la sobrevivencia, entre el erotismo y la naturaleza que somete a golpes. Entre las pocas leyes que medio obedece está, por ejemplo, la de la gravedad, que reta siempre con los imposibles equilibrios del volumen.

Así, repasando una vida de sueños y esculturas, de dibujos y aventuras hablamos largo de la diversidad en un espíritu sin certezas. Pensé en el obispo poeta: ¿Cual es la verdad, Pilatos?

Vemos como en un retrovisor sus primeros dibujos.

Este es un largo proceso, acepta Beatriz Castillo. Ahora intento volver a lo mismo: Quiero encontrar la fuente, quiero encontrar la punta de la madeja.

En el tiempo, se sonríe, un lápiz me fugaba de la clase de Química. Siempre pintaba palmeras.

Mar, movimiento, siluetas como saliendo de la arena. Evoca su litoral y su horizonte actual y siempre huelen a mar, siempre hay un rompeolas, siempre el movimiento, el dolor y la rabia, y un poco de rebelión política, y las formas sutiles para convocar la caricia, para obligar a mirar la dureza de lo que no solo se ve.

Empiezas infantil entre palmeras y hoy con sus partes muertas tejes un rebozo que te pronuncia, le comento al anticiparme a una de las obras que presentará a partir de este viernes siete de octubre en el Expo Foro del Museo de Arte Contemporáneo de Yucatán.

Dibujaba siempre, cada hoja era una tentación.

Lo más importante

Después llegó el tiempo para posponer todo. Detrás de la puerta oímos al pedazo suyo con ojazos azules retando a lo aciago de estos tiempos. Entonces evalúa que ser madre era más importante que ser ella sola. Por eso mismo, con disciplina de guerrera, cuando la maternidad cumplió mayoría de edad, reinició el camino interrumpido.

Me costó llegar al mundo real pues mi mundo era sin malicia, sin competencias. Fue muy duro.

Cuando nos convocamos para ayudarnos, espere ver humo relata Beatriz.

Y así con humo me dibuja el movimiento, me hace pensar en lo que no se ve... Pero como cayendo en suelo mojado me dijo muy seria algo que las sociólogas no entendemos y que sonó a pura ciencia del arte: Soy ecléctica.

Al escucharlo me entusiasmó por verla otra vez derritiendo cera virgen, o luchando con las fibras de palmera que le han juntado sus amigas mayas. Así tal vez pudiera entender eclecticismo.

Propuse otra mirada: mira que a mí me parece que tu obra es un largo proceso de búsquedas, de aprendizajes, de una infinita curiosidad...

Siempre con el compañero, la familia, las abuelas, los amores como referencia vital, cuando habla de que el arte es elitista se abruma al reconocerse afortunada. Pero no finge: Sé que he logrado algunas piezas que me gustan, muchas son sólo búsquedas, pero creo que valen la pena.

Pero no puedes creer cuánto disfruta comer tortas con los fundidores, subirse a la escalera para sostener la cuerda, ayunar por esperar a que seque el barro.

Fue "chévere"

La que se inicia este viernes siete de octubre no es su primera exposición individual. Está orgullosísima de su estreno frente a jóvenes con mochilas y libros, en los jardines de la Universidad Marista, soñada y construida en complicidad con muchos abrazos. "Eso fue chévere, acercarse a los jóvenes, oír a los encargados del jardín y la cafetería lo que decían de lo que yo hice".

La de ahora en el Macay es otra cosa… Como diría el "Sup": Falta lo que falta.

Como ella misma, su obra expuesta es un intento de amarrar los intentos, de moldearlos. Junto a la esta exposición hay muchos pasos por el MoMa, la Tretiakovskaya, las Tate, el Pompidu… Y qué decir de las visiones sobre el Holocausto, los jardines de Chillida y del Strom King Park; los talleres y locuras de Toledo y también de Leonora, y ahora la desesperación por entender escritos y metales de otro de los grandes: Jorge de Oteyza.

¡Eso! La exposición de ahora es sólo para nosotras, como los melindres y los "cókilis" que hace para hacernos soñar… Las esculturas de bronce, aluminio, vidrio cristalino y barro; los óleos y los acrílicos; los grabados, las serigrafías y también la apuesta por la fibra de coco invitan, nos seducen a buscar y encontrar otra mirada de la realidad. Para así ser una misma. Cada quien una misma. Uno mismo.

Aun en tus procesos inacabados dice Beatriz como hablando sola... Porque, ¿sabes?, todavía tengo mucho que aprender. María Cristina.

Diario de Yucatán |María Teresa Mézquita Méndez

La reconocida periodista de arte María Teresa Mézquita Méndez opinó lo siguiente sobre la exposición “Detrás de la Mirada” en las páginas de la sección Imagen del Diario de Yucatán:

El Macay en la Cultura

La mirada de Beatriz Castillo

María Teresa Mézquita Méndez

“…era una mirada transparente, una mirada de siete manos. Siete manos en forma de orejas para oír a los siete colores, siete manos en forma de pies para subir los siete escalones del arco iris, siete manos en forma de raíces para estar en todas partes…”

Octavio Paz, “Fábula de Joan Miró”

El pie incompleto de este epígrafe que se toma en préstamo a Octavio Paz es nuestro punto de partida: “siete manos en forma de raíces”. Porque así, como si tuviera siete o setenta manos, Beatriz Castillo produce, construye, transforma, diseña y amasa y hace aparecer -- entre la alquimia y la forja del herrero o el taller del carpintero— con prolijidad y entusiasmo, una nueva colección de escultura, pintura y otras técnicas que bajo el título “Detrás de la mirada” está, como ya se ha dicho, en el Macay, como parte de las exposiciones de otoño.

Sin temor por los grandes y complejos espacios y después de que su primera muestra irrumpiera con inusitados volúmenes los jardines de la Universidad Marista, la artista visual Beatriz Castillo en esta su segunda exposición individual acepta el retador recinto del Expoforo del Macay y renueva aquel lenguaje de hace dos años para proponer una colección que significa un paso más en su evolución y consolidación artística. “Sí, son sólo dos exposiciones individuales hasta ahora, pero muy grandes” dice.

Vista de lejos, la articulada museografía de la colección de Beatriz en el Expoforo revela piezas que parecen aguardar para cobrar vida en sus pedestales o desde sus muros. De cerca, la mirada percibe texturas, materiales, matices… formas rotundas, abrazables, de amplia delicadeza, de sutil superficie o de intensa e incluso agreste referencia orgánica.

Y, parafraseando el título de la colección, detrás de esa primera mirada, la obra continúa su quehacer revelador en un proceso en el cual el medio (el material) también trae implícito un mensaje: armazones de acero, objetos acrílicos, cristal, aros de metal torcidos y plegados sobre sí mismos, fibra de coco entrelazada a mano, curvas que se elevan al cielo, formas enigmáticas de bronce y aluminio… todo converge hacia el movimiento y el dinamismo, al poder del metal, al brillo posmoderno del aluminio y la prosapia eterna del bronce, por ejemplo.

Y no sólo las fibras y materiales naturales o tradicionales de la escultura (madera, bronce, acero) son sujeto de su atención. Lo son también los cortes de pliegos acrílicos, los materiales prefabricados de uso industrial como el tapete “antifatiga”, y los hules sintéticos a los que anuda y teje como si fueran las ramas de la balsa de un imaginario náufrago.

Con la obra tridimensional conviven también pinturas de gran tamaño, de elocuencia gestual que parece invocar a las eternas “gurús” del arte contemporáneo: las vanguardias del siglo XX. Y entre ellas, el expresionismo abstracto en particular, del cual hay trazas de la pintura de acción de Franz Kline, del dripping de Pollock o bien del vigoroso informalismo europeo de Saura, Tàpies y Soulages, entre otros.

También hace grabado, recurre al eterno óleo y al versátil acrílico, además de emplear aplicaciones de hoja de plata y otros recursos técnicos.

Si un rasgo indiscutible en Beatriz Castillo es su búsqueda constante “todo lo que nos sucede nos hace crecer y evolucionar, es aprendizaje” afirma; lo es también su aplicación cotidiana, su disciplina natural para estar dispuesta a la creación: “siempre estoy investigando técnicas… voy con mi libreta por todos lados y dibujo, dibujo”.

Quizá es precisamente el deseo de la escultora hacer que el material tenga voz propia y gracias a la abstracción, eleve su discurso esencial por encima de los recursos o argumentos formales.

Y más allá del necesario ejercicio intelectual de la creación artística, Beatriz ha hecho de su producción un proceso en el que involucra a personas que le son entrañables, desde los dueños de puestos en el mercado, hasta trabajadores domésticos, amigos, familia... Todos de alguna manera tocan el alma de sus piezas a las que ha llegado después de un largo proceso de maduración, no precoz pero sí oportuno: “Fue un maravilloso despertar encontrarme con mi vocación”.

El interior creativo de Beatriz se revela gratamente en la entrañable entrevista de Cristina Muñoz (v. Diario de Yucatán, Imagen, 05/10/2011) tanto sobre la colección expuesta en “Detrás de la mirada” como en torno a su quehacer artístico cotidiano, sus búsquedas, sus hallazgos. El texto lleva por título una expresión que remite a un principio tan recurrente como cierto: “Lo que hago es lo que soy”.

En esta mirada que se esconde y se revela, en este paso por mundos desconocidos, Beatriz, como hace su homónima, la Beatrice de Dante, nos acompaña y conduce, y nos señala lo que invita a ver y que se encuentra detrás. La obra está aún ahí, en el Expoforo del Macay. Hay que mirarla… y también mirar detrás.

Diario del Yucatán | Blanca de la Mora

La experta Blanca de la Mora publicó en marzo de 2012, en la sección cultural del Diario del Yucatán, el siguiente comentario sobre la exposición de Beatriz Castillo en el Expo foro del Museo de Arte Contemporáeo de Yucatá:

El Macay en la cultura - Una invitación para detenerse y mirar - Lo más destacado de la exposición de Beatriz Castillo

De la exposición de Beatriz Castillo titulada “Detrás de la mirada”, en el expo foro del Macay, cabe destacar la fase orgáica presente en sus obras, en las que es recurrente el tema de las razones: razones en recorrido y en redondo. Razones que sirven de soporte a las los arrayanes, que se exhiben tanto en cerámica como en vidrio, esto en una instalación escultóica creada por seis integrantes, transparentes de gran formato y por la que transluce el derredor y su entorno, “Arrayanes” a travé de los que puedes desplazarte y percibir su cobijo. Otra razón se trastoca en arco, que traspasa y entabla un puente entre el entorno mismo que lo circunda. Razones guian y huella de texturas, de siluetas, en las que esté presente la geometrico no euclidiana —carente de águlos y aristas— y que cual naturaleza es concebida para permitir el paso de la luz, o del aire a travé de ella. Creadas en bronce, en ceráica y en metal alguna de las cuales integra la patina del tiempo. Una constante es el trabajo en pares, así hay dos sutilezas, una en aluminio con una hendidura que exhibe e integra a s?misma lo que hay detráa de ella.

Sobresale el bloque escultórico creado con un fragmento de árbol. Natural, sin intervención en el que se percibe una serie de líeas y dibujos propios de sus nervaduras, planos diversos, textura, colorido.

Gran calidez

Transmite la calidez de la madera y la naturaleza en si misma. Una invitación a detenerse y percibir la riqueza visual y compositiva de que la naturaleza es portadora.

Entre toda esa vegetación se desplazan dos serpientes, que remiten a otras composiciones escultóricas que evocan a Quetzalcoatl: esculturas translúcidas que en si mismas son soportes y que parten de la estructura, de lo que no se ve referencia de vigas, y que aqu?son la piel y el ser. Una color metal y otra color naranja. Referencia directa a Sebastiá y a Goeritz en un símbolo de mexicanidad e identidad cultural.

Y que decir de las fibras de palma con las cuales crea una cortina mural de unos 4 x 5 metros, conformada de vastago de platano, integrada en franjas pegadas y cocidas y con las que crea una retícula de 10 x 5 centímetros en que resaltan las costuras en la mitad de esta composición en color neutro, y luego en color blanco, costuras que integra la mano y la presencia de su creador. Otras de estas obras transportan pliegos de vastago a un soporte de pintura e imprime chorreados con cera: encáustica. Fibras que exaltan que una “Obra” —así con mayúscula— lo es por el cálculo de energía que transmite y no por el material con que está hecho. Otro de los que destaca, sobre todo por su textura, sobreponiendo dos pliegos y creando una plástica casi tridimensional y que abandona el muro que contrasta con “Sascab” es una escultura en bronce que pende y se identifica como esculto-pintura.

Es muy breve el espacio para describir la riqueza de la obra de esta artista visual en la que me concentro, en especial, en la escultura y la pintura no tradicional, conformada por fibras orgáicas como soporte y como tema.

Discurso claro.--Laura de la Mora

Detras de la mirada

Beatriz Castillo | La HCM